Feijoo y Jordá: dos maestros unidos por una celda
El sábado 13 de septiembre a las 12:00, José Antonio Fernández de Córdoba Pérez expondrá los trabajos realizados por Francisco Jordá al frente del Museo Arqueológico de Asturias con especial atención al montaje museográfico de la celda del Padre Feijoo.
Benito de Feijoo, fraile y abad del convento de San Vicente de Oviedo, fue uno de los autores ilustrados más importantes del siglo XVIII en España. Se le considera el creador del género del ensayo en España y su amplia obra en un lenguaje sencillo y accesible, influyó mucho a sus contemporáneos. A lo largo del siglo XIX y XX la élite dirigente y culta de Oviedo reivindicó su figura como un referente fundamental; el punto álgido de este interés se documenta entre 1952, momento en el que se restauró la celda que había habitado este monje en el claustro de San Vicente, reconvertido en Museo Arqueológico Provincial, y 1954 en que se celebró el 190 aniversario de su fallecimiento con varios actos de homenaje en Oviedo.
Francisco Jordá Cerdá llegó a Oviedo en marzo de 1952, seis meses antes de que se inaugurara la exposición permanente del Museo Arqueológico, bajo la dirección de Manuel Jorge Aragoneses. Tras varios años de enfrentamiento entre la Diputación y la Dirección General de Bellas Artes por el puesto de director del Museo, en 1955 se nombró oficialmente a Jordá como tal, quien empezó a ejercer de forma efectiva a partir de 1956. En su calidad de director del Museo, Francisco Jordá acometió una profunda reforma de la exposición permanente y la completó con las salas dedicadas a la Prehistoria. En 1957 propuso a la Diputación reformar el montaje museográfico de la celda de Feijoo, al que le dio una configuración que mantuvo durante más de cuarenta años, y que fue recuperada en la nueva exposición permanente inaugurada en el año 2011.
La documentación conservada en el archivo del Museo Arqueológico y en el Archivo Histórico de Asturias principalmente nos ha permitido reconstruir todo el proceso de construcción de la celda del padre Feijoo, que siguió de cerca la misma reivindicación de esta importante figura ilustrada hecha por los monjes del monasterio de San Julián de Samos, en Orense.