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Monasterio de San Juan Bautista de Corias

Benedictinos, Congregación de Valladolid, medieval, paisaje monástico, cluniacenses

El monasterio de San Juan Bautista de Corias, en Cangas del Narcea, Asturias, es uno de los conjuntos monásticos más relevantes de la región. Su ubicación estratégica junto al puente de Corias, sobre el río Narcea, lo convirtió en un establecimiento clave a lo largo de los siglos.

El monasterio fue fundado en el año 1032 por los condes Piñolo y Aldonza, miembros de la alta aristocracia del reino leonés. Estos nobles seleccionaron el sitio clave para controlar los accesos a los valles montañosos del suroccidente asturiano. Bajo la regla de San Benito, Corias se convirtió en un centro de poder espiritual y económico. Su fundación no solo obedeció a fines piadosos, sino también al deseo de consolidar un señorío feudal en el suroccidente de Asturias.

El monasterio original incluía una iglesia consagrada en 1043 con una planta de cruz latina, tres ábsides semicirculares y el uso de un lenguaje arquitectónico románico temprano influido por modelos cluniacenses. Estas trazas eran inusuales en Asturias, destacando la presencia maestros foráneos y artesanos locales en su construcción. A lo largo del siglo XI, el monasterio acumuló un considerable patrimonio.

La arquitectura del monasterio se desarrolló a lo largo tres grandes periodos históricos: una fase medieval, una renovación durante la Edad Moderna temprana y una reconstrucción completa a finales de los tiempos modernos.

Durante el periodo medieval (siglos XI-XV), destaca la construcción de dos iglesias consecutivas y un claustro románico, que integraba una sala capitular, dormitorio, un refectorio y bodegas. A partir del siglo XIII, la iglesia original se convirtió en capilla funeraria para albergar los sepulcros y enterramientos de los condes fundadores y de otros nobles de la comarca. En esta época también se documentó un crecimiento económico significativo que permitió acometer reformas y ampliar las dependencias del monasterio.

En los periodos renacentistas y barroco (siglos XVI-XVIII), el monasterio se adaptó a las necesidades impuestas por la reforma de la vida monástica bajo la Congregación de San Benito de Valladolid, lo que se tradujo en una renovación de las instalaciones. Se demolió el claustro medieval para erigir uno renacentista, diseñado por el arquitecto Juan del Ribero. También se inició la construcción de una iglesia, consagrada en 1650, caracterizada por su monumentalidad y una gran cúpula sobre el crucero.

En el siglo XVIII, el monasterio experimentó un periodo de prosperidad. Entre las principales obras se incluyeron un patio de servicio barroco (1720-1723) y una cerca perimetral que envolvía veinticuatro hectáreas. Este auge económico tenía su fundamento en la amplia producción agrícola y vitivinícola gestionada por los monjes.

El incendio de 1763 marcó un punto de inflexión. Aunque devastador, el fuego brindó la oportunidad de planificar un monasterio completamente nuevo. El diseño neoclásico, obra del arquitecto Miguel Ferro Caaveiro, priorizó la funcionalidad. La construcción, que se extendió hasta 1808, abarcó más de 5.000 m², integrando todas las necesidades monásticas en un único edificio. La construcción neoclásica destacó por aplicar una racionalización del espacio que incluyó un claustro regular junto a la iglesia, áreas productivas, un ala para el noviciado y un edificio exento para cuadras y pajares. Destaca también el planteamiento de sistemas avanzados de encañados y alcantarillas subterráneas como infraestructura hidráulica. Se sabe también que los monjes programaron una construcción eficiente, a través del empleo de cuadrillas especializadas o técnicas innovadoras como el empleo de la bujarda en la labra de los sillares.

Sin embargo, apenas terminado, el monasterio se enfrentó a la desamortización de 1835, que arrebató a los monjes benedictinos de su propiedad. En 1860, los dominicos recuperaron el edificio para dedicarlo a formar a los novicios de su orden e impartir estudios de Teología. También instalaron un singular molino de chocolate de tracción animal en el edificio de las cuadras. En 1982 el monasterio fue declarado monumento histórico nacional. A partir de 2007, comenzó su transformación en un Parador de Turismo, que se inauguró en 2013.

El monasterio de Corias combina historia, arquitectura y espiritualidad, siendo uno de los mejores símbolos del legado monástico asturiano.

Imágenes

Figura 1. Vista general del monasterio de Corias antes de la rehabilitación del edificio como parador de turismo. Conviven en pie la iglesia de finales del siglo XVI y los claustros construidos entre 1774 y 1808.

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Figura 2. Vista general de los vestigios de la iglesia fundacional localizada durante la excavación arqueológica del patio exterior oeste del actual monasterio.

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Figura 3. Lauda funeraria de Félix Sarraciniz (año 1046).

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Nailos

Artículo completo en la revista Nailos: https://nailos.org/index.php/nailos/article/view/241

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