Monasterio de Santa María la Real de Obona
Aunque se menciona una fundación legendaria atribuida al príncipe Aldegaster –supuesto hijo del rey Silo-, los orígenes veraces del monasterio de Santa María la Real de Obona (Tineo) no se remontan más allá de finales del siglo X o principios del XI, cuando se estableció como un monasterio dúplice vinculado a la familia de los Tructinos, es decir, con presencia tanto de monjas como de monjes. En 1022 el rey Alfonso V le otorgó coto jurisdiccional, consolidando su importancia en la región.
Hacia 1113 se introdujo la regla benedictina y en 1140 ya se aprecia la existencia de una comunidad monástica masculina completamente organizada. En el siglo XIII, el rey Alfonso IX dispuso que los peregrinos del Camino de Santiago pasaran obligatoriamente por Obona, fortaleciendo su importancia como punto de referencia en la ruta jacobea.
Durante la Baja Edad Media, el monasterio tuvo conflictos con el poder concejil de la villa de Tineo y con la nobleza local, como los García de Tineo y los Quiñones. En el siglo XV, sufrió un incendio provocado por luchas señoriales, lo que resultó en la destrucción parcial del archivo monástico. En 1529 pasó a formar parte de la Congregación de San Benito de Valladolid; en ese momento, se trataba de una pequeña comunidad con pocos recursos para acometer grandes reformas. En el siglo XVII, con la creación del Colegio de Artes en 1661, se impulsó una gran renovación arquitectónica, incluyendo la construcción de un claustro barroco.
En el siglo XVIII llegaron a habitar el monasterio alrededor de veinte monjes, pero en 1801 el Capítulo General ordenó suspender el colegio. Si bien la actividad académica se reanudó poco después, la desamortización de Mendizábal en 1835 forzó la exclaustración de la comunidad. En 1844 el edificio salió a subasta, a excepción de la iglesia que mantuvo funciones parroquiales.
La iglesia de Santa María de Obona, construida en el siglo XII, tiene una planta de tres naves con una cabecera triple de ábsides semicirculares escalonados abovedados. En su primera fase constructiva (1113-1126), se edificó la cabecera con un friso moldurado interior de estilo románico. Posteriormente, en la segunda mitad del siglo XII, se añadieron semicolumnas exteriores y una cornisa con bolas. Durante el siglo XIII, la fachada fue reformada con influencias cistercienses.
El claustro medieval de Obona, aunque desaparecido, se ubicaba al sur de la iglesia en un terreno con pendiente. A pesar de su pérdida, las excavaciones arqueológicas han revelado estructuras medievales y niveles de enterramiento bajomedievales. Se cree que el claustro primitivo era de una sola planta baja, salvo en la panda oriental, donde se encontraba la sala capitular y el dormitorio de los monjes en el piso superior.
Con la integración en la Congregación de Valladolid, el monasterio experimentó reformas arquitectónicas a partir del siglo XVII. En la iglesia, se añadieron dos espadañas y en 1622 se instaló un retablo barroco en el ábside central, cegando la ventana original. También se cerró el coro bajo, se dispuso un pavimento con fines funerarios y se trasladaron los restos de antiguos monjes a una arqueta en la capilla mayor.
El claustro barroco, construido entre 1655 y 1688, sustituyó al medieval. Se diseñó con cuatro pandas, aunque actualmente solo se conservan dos –norte y oeste–. Su estructura incluía arcos de medio punto sobre pilastras toscanas y una crujía superior con ventanas. Además, se edificaron la portería y la casa abacial, así como diversas dependencias monásticas como la enfermería, la panadería y un granero. En el siglo XVIII se realizaron algunas reformas en la distribución interna y en 1801 se modernizó el sistema hidráulico con la instalación de un aljibe y una nueva acometida.
El monasterio de Santa María de Obona fue declarado monumento histórico-artístico nacional en 1982. A lo largo del siglo XX se llevaron a cabo diversas intervenciones de restauración, aunque sin existir una planificación integral. En la actualidad, es evidente la necesidad de estudios arqueológicos en profundidad para recuperar la historia y la estructura original del monasterio, así como una previsión para la finalización de las obras de rehabilitación.
La primitiva vinculación al Camino de Santiago dictada por Alfonso IX en el siglo XIII se ha visto reforzada a partir de 2015, año en el que se incluyeron las rutas de peregrinación a Santiago al norte de la Cordillera Cantábrica dentro de la Lista de Patrimonio Mundial.
Imágenes
Figura 1. Fotografía antigua del monasterio de Obona donde todavía se aprecia parcialmente la panda meridional y la torre que remataba la esquina sudeste del claustro. En la panda occidental se localizan las escuelas construidas en 1895. Fotografía tomada de Llaca (1999:182).
Figura 2. Vista exterior del ábside triple escalonado del templo románico. Se distinguen dos fábricas: la inferior con bloques alargados y fechada entre 1113 y 1126; la superior con aparejo de sillería, la cornisa de bolas y las semicolumnas adosadas sería de la segunda mitad del siglo XII. Alejandro García Álvarez-Busto.
Figura 3. Altar románico conservado en la capilla mayor del templo de Obona.
Figura 4. Vista del claustro barroco de Obona desde el sudeste.
Figura 5. Fachada principal del monasterio de Obona con la portada del templo a la izquierda y, a la derecha, la portería y sobre ella la casa abacial.
Nailos
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